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martes, 29 de octubre de 2013

FOTOS Y TEXTOS RECITAL 11 OCTUBRE 2013 CASA DEL LIBRO





Juan A. Urbano




Pablo Guillamón






Chelo Lencina



Augusta Santana





Ester Alonso





María Serralba











OTOÑO

Solitario queda el jardín florido.
Alejado el calor bochornoso
y ese aroma a flor, tan distinguido,
a fresco tulipán oloroso.

Se aleja el verano seco y cálido,
cediendo paso al otoño lluvioso
que por la gota fría es conocido;
y por momentos: lúgubre y tedioso.

Estación ajena al cambio de horario:
vividor otoño, sin casa ni rumbo;
despojado del trino del canario

Te quedaste sin olor, solitario.
Ante tus ramas, yo sucumbo
mecido por el árbol centenario.

LEÍDO POR PEDRO LENCINA
AUTORA M.VIOLETA GAMBÍN




EL OTOÑO DE LOS SEXOS

El otoño en los dos sexos es tema de discusión.
¿Quién ha dicho que el otoño es igual para los dos?
En el hombre, cincuentón, el pasar de un lado a otro es una gran conmoción,
del arreglo al desarreglo, lo hace sin ton ni son,
ya no se ponen colonia,
ni se atusan los dos pelos que repletos de mil canas no hay ya por dónde cogerlos.
Y de la línea, ni hablemos,
como si fuese una raza venida del extranjero,
todos llevan sus barrigas abultadas en exceso,
¿será quizás de cerveza?, o, ¿será falta de sueño?
Y están los siempre dispuestos,
que esperan a la “menor” que les saque de paseo,
ya que su espejo no miente y les da pues la razón,
al comprarse vestuario de chicos de quince años para llevar con descaro a su nueva adquisición por donde antes, ni en sueños,
con su esposa paseaban,
¡vaya cruel contradicción!
En la mujer es distinto, el otoño, las renueva,
y las hace resurgir como rosas de un rosal a una nueva primavera.
Se maquillan y perfuman con lenta dedicación,
y cuando menos lo esperas,
te anuncian con decisión, que se van con su pareja, de viaje, a Benidorm.
También están los dormidos,
los que no quieren saber que el verano ya se ha ido,
y que el invierno cercano les termina sorprendiendo todavía en el rellano.
Esos son los que prefieren vivir la vida a su paso,
con sus achaques y sueños guardados como capazos en el fondo de un armario debajo de los recuerdos,
con sus canas, o jugando con los nietos, pero contentos,
para ellos el otoño es un paso hasta el invierno.

María Serralba©



Ocurrió en otoño

Lo despertaron el calor y una pesada sensación de asfixia. Le
costaba abrir los ojos, como si los tuviera pegados y repletos de
puntiagudos granos de arena que le provocaban un tremendo dolor
cada vez que sus párpados intentaban abrirse. Cuando consiguió
abrirlos, sólo encontró una oscuridad vacía y espesa.
Su mente, abotargada, apenas alcanzaba a ordenar a sus
miembros que se movieran, pero sólo la cabeza parecía responder.
Intentó concentrarse para averiguar donde se encontraba y
cómo demonios había llegado hasta allí. Su mente empezó a
vislumbrar imágenes borrosas de un rostro conocido. De una cena a
la luz de las velas. De su sonrisa. De una copa de vino que le acercó
a los labios prometiéndole otro néctar más cálido y dulce. Hasta que
aquellas imágenes empezaron a difuminarse para despertar en esta
negra y cada vez más asfixiante oscuridad.
La sensación de calor se hizo mucho más evidente, agobiándole
en exceso cuando intentó de nuevo moverse sin resultado. De
repente, algo cambió en aquella oscuridad que lo envolvía. Por un
momento pensó que sus ojos se habían acostumbrado al negro
manto de su alrededor, pero el tenue resplandor rojizo que empezaba
a filtrarse a través de aquella oscuridad le mostró lo limitado del
espacio donde se encontraba y su forma rectangular que le resultó
conocida. Pero ya era demasiado tarde. Sólo tuvo tiempo de gritar
mientras aquel resplandor rojizo se transformaba en lenguas
anaranjadas que empezaron a lamerle ávidamente por todos lados.
Mientras Sara, con su traje negro, esboza una leve sonrisa
fingiendo recordar buenos momentos al salir con la excusa de fumar
un cigarrillo. Pero su mente sólo puede pensar en una cosa cuando
observa el movimiento de la llama del mechero. El fuego por fin está
terminando el trabajo dos años después de que aquel otoño,
descubriera su infidelidad. Sara, terminó de fumar su cigarrillo y
comenzó a subir las escaleras hasta llegar a la sala del velatorio.
Ahora sólo quedaba recoger sus cenizas y esparcirlas al viento. La
herencia y su joven amante, pronto le harían olvidar todo aquello.

Jesús Coronado - 2013




OTOÑO

Hojas de otoño: hojas amarillas.
Una niña juega con ellas mientras
el viento se balancea
sobre sus mejillas
y le regala besos de alegría.
La niña sigue jugando sobre
una alfombra dorada.
El aire le hace cosquillas.
Ventoso otoño de tardes dormidas,
de hojas caídas, de fresco aroma
a tierra viva.
La niña sigue jugando.
Las hojas cavilando y cavilando...
que ha llegado el otoño con savia
nueva y nueva vida.
Hojas de otoño: hojas amarillas.
La niña se ríe y ríe,
devolviendo al aire su risa.
La noche se va acercando,
atemperando su alegría.
Hojas de otoño: hojas amarillas.

M Violeta Gambín Sevilla



      TE  ESPERO   
    Fija  en  el  horizonte  la mirada… se  te  espera  sin  desespero,  pareciera  que  no  llegas,  pero  vienes  muy  despacio
andando,  allá  por  setiembre,    se divisa  tu  llegada,  en  el  color  que  das  a  los  atardeceres en  el  que  van  tomando  el  ocre  las  hojas  delos  cipreses…ya cansadas  de  dar  vida  útil,  y    se  van…tomando  su  merecido  descanso,  se  tiñen  de  sonroja-do  las  hojas  de    las  acacias,  del  marrón  oscuro  los  pinos,  los sauces  lloran  amarillentas  lagrimas  y  los  bosques  ven  caer  sus  hojas,  tapizando
los  suelos  como  mullida  alfombra  y  los  prados  se  cubren  de  esa  gama  de
diferentes  colores…  de  otros    olores,  de menos  sabores.  Es  una  delicia  el  esperar,  esa  gestación  que  se  forma  escapando
del  tórrido  calor,  que  a  veces  se  hace  eterno,  un  caminar  por  la  playa
descalzo,  sin  que  la  arena  queme  los  pies,  dejando  apenas  huellas,  porque  ya  casi  nadie  merodea  por  ellas,  así  te  espero,  así  vas  llegando,  lentamente…muy
despacio…luego  de  9  lunas…      que  te
fuiste  dejándole  paso  al  frío,  lluvias,  días  grises,  más  nieve.  De  nuevo  estas
de  vuelta,  es  tiempo  de  recogimiento,  de  estar  más  tiempo  dentro,  así  te  estoy
disfrutando,  de  brisa  suave,  de  temperaturas  menos  cálidas,  los  días  se
acortan,  así  se  te    necesitaba.              Otoño  que  al  fin  vas  llegando,
para  dar  alivio  al  caminante,  que  su  sed  no  desgrave,  como  un  regazo  de
maravillas,  acaricia  tu  suave  brisa,  que  te  espera  sin  desesperar,  el  cuerpo
reposa  cómodamente,  no  es  que  no  llega,  si  que  viene…  despacio…con  prudencia,
para  maravillar  nuestra  vista,  con  sus  colores…nuestro  cuerpo  con  su  clima,
ahuyentando  el  calor.  Es  más  serio,  es  masculino  como  su  nombre,  eso  es…descanso
para  el  labriego,  comienzo  de  aprendizaje  en  los  colegios,  termino  vacacional,
la  vida  tomada  más  seriamente,  entonces  el  otoño…  va  haciendo  su  entrada. Despide  con
una  sonrisa  tenue  al  verano,  que  le  da  la  mano,  la  bienvenida,  por  ser  su
invitado,  acompañándole  a  entrar,  tu  vas  lento…con  algunas  góticas  de  agua,
cual  lagrimas  de  emoción,  él…  se  va  yendo  dejándote  algo  de  su  calor,  se  va
hacia  tierras  lejanas,  que  necesitan  más  su  calor,  se  va  detrás  de  su  amada,  la
primavera,  la  que  no  espera,  ni  desespera  sino  que  sigue  su  andar.  Otoño  que
despacio  llegas…con  menos  calor,  con  tibieza…que  haces  a  las  golondrinas
emigrar,  que  al  hombre,  a  animales,  árboles,  biosfera,  invitas  a  descansar…a
repostar,  a  coger  energías,  para  volver  a  cimentar,  a  brotar,  a  vivir.                                                 
    Allí  por  los  20  de  setiembre…te bautiza  una  grandiosa  luna  llena,  en  el  plenilunio,  mirando  al  sol,  cara  a
cara,  sin  que  la  tierra  se  inmute,  con  ese  mirar,  apareciendo  así  el
maravilloso  otoño,  que  ya  no  se  hace  esperar  más. 

                                                                                                                                                 
Ester  Alonso


TE recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: boina gris,
voz de pájaro y corazón de casa hacia donde emigraban
mis profundos anhelos y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
 Pablo Neruda
Leído por Álvaro Tormos ( MAGO ÁLVARO)



Este poema fue leído por Ana Arana y se lo dedicó a MARÍA VILLOTA, corredora de Fórmula 1,que falleció ese día.

MARIPOSA DE OTOÑO

La mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.

Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.

Se va la mano que te induce.
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.

Pablo Neruda

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